Como nos sentimos anímicamente, nuestros sentimientos y emociones influyen en la manera de alimentarnos.
Cuantas veces has comido unas galletas o un helado porque estabas triste, con el ánimo por los suelos como si comer eso te fuera animar y hacer que te encontraras mejor.
Tienes una época de stress y coges peso sin remedio?
Todas las emociones influyen en la manera en que comemos, en la cantidad, el tipo de comida…
Todos reaccionamos de diferente manera frente al enfado, la tristeza, el miedo, la ansiedad…algunos mantienen su manera de comer habitual, otros no pueden probar bocado y otros comen de una manera compulsiva o cosas poco convenientes.
En este último caso lo malo es que comemos porque decimos que tenemos hambre ¨los disgustos me abren el apetito¨ cuando realmente no es así… estamos confundiendo hambre fisiológica con hambre emocional.
¿Y que es el hambre emocional?
Pues aquella en la que comemos intentando calmar un malestar psíquico, no físico; frente a situaciones que nos producen tristeza, ansiedad, miedo…buscamos en la comida un refugio, algo que nos haga sentir una sensación placentera.
Bien es cierto que esa sensación placentera es solo momentánea porque va seguida de sentimientos de arrepentimiento y de culpabilidad por haber comido que todavía van a empeorar más los sentimientos negativos iniciales.
En estas situaciones en las que nos puede el hambre emocional, ¿que podemos hacer?
Lo primero debemos de intentar analizar nuestras emociones para afrontarlas y buscar otros medios de superarlas que no sea la comida:
¿Comes porque estás sola? : Solución alternativa llama a una amiga y habla con ella, sal de casa queda con tus familiares o compañeros de trabajo.
¿Has tenido un día duro en el trabajo y llega a casa y comes sin parar porque eso te relaja?
Relativízalo y relájate de otra manera…date un baño relajante, escucha música, lee algo que te gusta…
Si crees que no puedes superarlo sol@, que tus problemas emocionales son más profundos no dudes en acudir a un psicólogo que te ayude a cambiar esos manera de canalizar tus emociones.
Si no sabes muy bien cuál es la causa de ese hambre emocional incontrolable puede ser de ayuda apuntar todas aquellas circunstancias y emociones que te han llevado a comer compulsivamente y por supuesto anotar las alternativas que has encontrado o que se te han ocurrido y así sabrás mejor identificarlas y controlarlas.
Es también importante hacer una alimentación equilibrada en tu día a día.
Si haces cinco comidas diarias, no te saltas comidas, no pasas muuuuchas horas sin comer, si te tomas un tiempo y comes despacio, si no haces dietas súper restrictivas…En fin que si tu alimentación es saludable, variada y equilibrada es más fácil que diferencies el hambre fisiológica del hambre emocional.
Otra idea que te puede ayudar es intentar que los momentos de las comidas sean momentos agradables, placenteros y en los que compartas con los amigos o familia.
Está bien preocuparse un poco para presentar el plato de una manera agradable…en pasar buenos momentos alrededor de una mesa.
Evita las tentaciones, si sabes que en esos momentos de crisis emocional no puedes parar de comer galletas de chocolate seguro que es una ayuda no tener esas galletas en casa a la vista.
Todo lo anterior te puede ayudar a controlarte, a tomar conciencia de tus comidas y a saber diferenciar cuando hay hambre de verdad o buscamos en la comida algo que nos consuele de nuestras penas y nos haga sentir mejor.
Buenos y saludables días!!!